No puedo creer que no haya posteado antes este disco que es una obra cumbre!
Por un lado mi saxofonista tenor favorito: Benjamin Francis Webster, o sea, Ben Webster; que junto a Lester Young y Coleman Hawkins son la tríada sobre la que se apoyaron todos los saxofonistas que le sucedieron, desde Charlie Parker hasta Sonny Rollins.
Webster tiene todo. Elegancia y ferocidad. Swing y fogosidad. Etéreo y violencia. Nadie lo puede superar en las baladas cuando susurra, conmueve e insinúa. Pero en los tiempos rápidos es una ráfaga de swing endiablada y profunda.
Por el otro lado Arthur Tatum, o sea, Art Tatum; maestro de pianistas, que influenciado por Fats Waller y Earl Hines en sus comienzos desarrolló un estilo tan particular que luego, desde Oscar Peterson hasta Herbie Hancock lo han mencionado como un eterno referente. El punto que destaca a Tatum es que habiendo nacido casi ciego posee una memoria y oído poco común, además de una técnica y feeling descomunal. Es barroco y virtuoso al mismo tiempo.
Ahora bien, este álbum nace de la genialidad del productor Norman Granz, quien ya tenía desde 1946 a Webster en sus filas para los conciertos de Jazz at the Philarmonic, y desde 1953 a Tatum, a quienes en ambos casos le dio la libertad absoluta para que grabaran lo que quisieran y con quienes quisieran.
Estas dos leyendas nacidas en 1909 se juntan el 11 de septiembre de 1956 con un único deseo: pasarla bien. Para tal fin convocan a Red Callender en contrabajo y a Bill Douglas en batería. Estos dos enormes sesionistas están perfectos en su rol de apoyar, contribuir y generar los climas necesarios para que los dos grandes se expresen con total libertad.
Este disco es tan bueno que Webster siempre lo consideró su mejor disco en estudio y las pruebas están a la vista. Es un permanente duelo donde nadie quiere huir y todos salen ganadores, especialmente el oyente.
El repertorio elegido son los standards. Muchos clásicos y casi siempre la misma fórmula: Introducción y desarrollo de Tatum para después dejarle el lugar a Webster y que termine de hornear el pastel.
Por ejemplo, el disco abre con “All The Things You Are” y ya está… se acabó… lo que uno esté haciendo pasa a un segundo plano. Inmediatamente uno queda enganchado en la lírica de Tatum y en la belleza sin parangón de Webster. Todo el ambiente se convierte en algo majestuoso y emotivo. Es demasiada belleza para hacer otra cosa más que sentarse y dejarse llevar por tanto talento.
Le sigue “Gone With The Wind” y la magia serena de Webster que se contrapone al arrebato de Tatum que se expresa con majestuosidad.
Le sigue “Have You Met Miss Jones?”, y ya no nos podemos escapar del hechizo de Tatum y la sensualidad de Webster.
Cuando estamos entrando en una melancolía sin igual arrancan con “Night And Day”, el clásico de Cole Porter, y Tatum no toca, arrasa! Se exhibe exultante para dejarle el lugar a Webster que “swingea” como solo él puede hacerlo.
Le sigue “Where Or When” de Rodgers y Hart donde Tatum hace una entrada delicada y elegante para que después Webster nos atrape y nos lleve a un viaje sin igual.
Después viene “My Ideal” y la vida nos sonríe porque estos genios nos llevan un mundo insuperable.
Ya cuando pensamos que nada más pueden decirnos, llega el turno de “My One And Only Love”, y otra vez Tatum nos acaricia sutilmente con la introducción hasta que un visceral Webster y un emotivo Tatum demuestran como se toca una balada.
En las versiones alternativas que acompañan el disco son todas con Art Tatum solo al piano. Excelentes para apreciar el talento impar de este genio.
Un disco asombroso! Majestuoso. Melancolico. Sereno. Nostalgico. Bello. Placentero. Enternecedor. Profundo. Lírico. Reflexivo. Un disco sin igual. Un disco demasiado hermoso para no tenerlo.
Escúchenlo y después me cuentan.
Por el otro lado Arthur Tatum, o sea, Art Tatum; maestro de pianistas, que influenciado por Fats Waller y Earl Hines en sus comienzos desarrolló un estilo tan particular que luego, desde Oscar Peterson hasta Herbie Hancock lo han mencionado como un eterno referente. El punto que destaca a Tatum es que habiendo nacido casi ciego posee una memoria y oído poco común, además de una técnica y feeling descomunal. Es barroco y virtuoso al mismo tiempo.
Ahora bien, este álbum nace de la genialidad del productor Norman Granz, quien ya tenía desde 1946 a Webster en sus filas para los conciertos de Jazz at the Philarmonic, y desde 1953 a Tatum, a quienes en ambos casos le dio la libertad absoluta para que grabaran lo que quisieran y con quienes quisieran.
Estas dos leyendas nacidas en 1909 se juntan el 11 de septiembre de 1956 con un único deseo: pasarla bien. Para tal fin convocan a Red Callender en contrabajo y a Bill Douglas en batería. Estos dos enormes sesionistas están perfectos en su rol de apoyar, contribuir y generar los climas necesarios para que los dos grandes se expresen con total libertad.
Este disco es tan bueno que Webster siempre lo consideró su mejor disco en estudio y las pruebas están a la vista. Es un permanente duelo donde nadie quiere huir y todos salen ganadores, especialmente el oyente.
El repertorio elegido son los standards. Muchos clásicos y casi siempre la misma fórmula: Introducción y desarrollo de Tatum para después dejarle el lugar a Webster y que termine de hornear el pastel.
Por ejemplo, el disco abre con “All The Things You Are” y ya está… se acabó… lo que uno esté haciendo pasa a un segundo plano. Inmediatamente uno queda enganchado en la lírica de Tatum y en la belleza sin parangón de Webster. Todo el ambiente se convierte en algo majestuoso y emotivo. Es demasiada belleza para hacer otra cosa más que sentarse y dejarse llevar por tanto talento.
Le sigue “Gone With The Wind” y la magia serena de Webster que se contrapone al arrebato de Tatum que se expresa con majestuosidad.
Le sigue “Have You Met Miss Jones?”, y ya no nos podemos escapar del hechizo de Tatum y la sensualidad de Webster.
Cuando estamos entrando en una melancolía sin igual arrancan con “Night And Day”, el clásico de Cole Porter, y Tatum no toca, arrasa! Se exhibe exultante para dejarle el lugar a Webster que “swingea” como solo él puede hacerlo.
Le sigue “Where Or When” de Rodgers y Hart donde Tatum hace una entrada delicada y elegante para que después Webster nos atrape y nos lleve a un viaje sin igual.
Después viene “My Ideal” y la vida nos sonríe porque estos genios nos llevan un mundo insuperable.
Ya cuando pensamos que nada más pueden decirnos, llega el turno de “My One And Only Love”, y otra vez Tatum nos acaricia sutilmente con la introducción hasta que un visceral Webster y un emotivo Tatum demuestran como se toca una balada.
En las versiones alternativas que acompañan el disco son todas con Art Tatum solo al piano. Excelentes para apreciar el talento impar de este genio.
Un disco asombroso! Majestuoso. Melancolico. Sereno. Nostalgico. Bello. Placentero. Enternecedor. Profundo. Lírico. Reflexivo. Un disco sin igual. Un disco demasiado hermoso para no tenerlo.
Escúchenlo y después me cuentan.